Comunicación del Manatí

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Bajo el agua, el sonido viaja de forma más rápida que en el aire, por lo que para muchos mamíferos marinos la transmisión y recepción de información vía submarina adquiere un papel elemental en sus actividades comunicativas.

Los manatíes no se quedan atrás. Ellos necesitan manifestar ciertas actitudes con el objetivo de proveer y recibir información que les ayude a sobrevivir en su entorno y socializar con otros manatíes. Aun siendo animales semisociales, se sabe que interactúan física y vocalmente con sus homólogos.

¿Cómo se comunican?

Estos animales están facultados para emitir una amplia gama de sonidos producidos posiblemente en la laringe y en contextos de excitación sexual, interacción social y miedo. Las emisiones que han sido registradas hasta ahora corresponden a chillidos, chirridos y silbidos.

La comunicación entre una madre y su cría es una parte completamente imprescindible en la relación entre ambos. La hembra, por instinto materno, puede reconocer los sonidos que su cría produce y responder a ellos hasta una distancia de 61 metros, así que cuando su cría la “llama”, puede nadar rápidamente y dirigirse exactamente donde se encuentra. Esto significa también que su sentido del oído puede ser muy aguzado. Por su parte, los ejemplares adultos se comunican durante las actividades de reproducción y simplemente para socializar.

Se sabe que los manatíes de Florida emiten vocalizaciones en el rango de 1-18 kHz y de un modo similar al de los delfines, los individuos jóvenes y los adultos son capaces de reconocerse por medio de dichos sonidos. Cabe recalcar que las vocalizaciones no son el único recurso de comunicación entre los manatíes. Por el contrario, emplean lo que entre seres humanos es comunicación no verbal, es decir, el envío y recepción de información a través de los sentidos: la vista, el gusto, el tacto y el olfato.

En general, los manatíes antillanos (Trichechus manatus) utilizan sus sentidos para comunicarse; esto es principalmente efectuado por medio de las vibrisas que se encuentran en la superficie del hocico. Estos “bigotes” son muy sensibles a lo que tocan, cuentan con su propio suministro de sangre y contienen terminaciones nerviosas que envían al cerebro la información de lo que perciben, ya sean las corrientes, la presencia de otros manatíes y en general, el entorno. Funcionan como una especie de antenas.

En este sentido, las madres y sus crías son de nuevo la unidad social que se comunica con mayor frecuencia y de hecho, el contacto físico es una parte esencial de sus actividades comunicativas. Madre y cría se tocan usando las aletas pectorales y frotan su nariz con la del otro, de manera que pareciera que se besan. Por su parte, los individuos adultos se acarician unos a otros con el hocico, quizá para “saludarse”, establecer alguna relación o simplemente para identificarse.

El manatí antillano genera e interpreta marcas de olor bajo el agua para ofrecer información. Algunos individuos que llegan a la desembocadura del río Crystal de Florida frotan sus ojos, axilas, mentón y genitales contra las piedras o los troncos sumergidos. Estos mismos puntos son marcados todos los años y si uno desaparece, localizan un nuevo objeto cercano. Como sucede en el caso de otros mamíferos, las hembras marcan más que los machos, quizá para comunicar su receptividad sexual.

Algunos científicos se han preguntado si los manatíes tienen la facultad de utilizar la ecolocalización, una capacidad de emitir sonidos e interpretar su eco, para comunicarse  y navegar en aguas turbias. La razón es que estos sirenios pueden emitir vocalizaciones que son inaudibles para un oído humano, sin embargo, otros científicos arguyen que en condiciones de débil iluminación usan sus vibrisas para sentir los movimientos y los cambios en el agua y además, son proclives a chocar contra los objetos submarinos, algo que no ocurriría si usaran la ecolocalización.

Los animales son seres que necesitan relacionarse con sus semejantes. La posibilidad de entender cómo funciona la comunicación entre manatíes hace ver la increíble complejidad de unos animales pacíficos y hasta juguetones.

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